sábado, 15 de abril de 2017

Los Chinchorro: las primeras momias artificiales

Cuando un miembro de la tribu Chinchorro, habitantes de la costa del desierto de Atacama en Chile, muere se realiza un ritual para que éste pueda llegar hasta el más allá. 

El ritual inicia cuando los miembros restantes de la tribu toman hachas y cortan los brazos y piernas del que acaba de partir. Con el torso intacto toman cuchillas que son utilizadas para desprender la piel que luego ponen a secar al sol en medio de la arena, apenas se puede reconocer al que acaba de partir, quien ahora tiene los músculos al descubierto.

De los Chinchorro se conoce poco, pero se especula que eran caníbales, pues luego de poner a secar la piel al sol retiran los músculos y vísceras que eran alimento a animales carroñeros e incluso eran consumidos por miembros de la tribu, quienes creían que alimentándose de los restos del recién fallecido obtenían la fuerza y sabiduría que este había demostrado en vida.

Con los músculos y las vísceras fuera del camino sacan los huesos, los limpian y los ponen al fuego para así fortalecerlos y posteriormente, bañarlos en carbón y cenizas. El cuerpo ahora está totalmente desintegrado, listo para armarlo de nuevo como si se tratara de un rompecabezas. Para lograr esto, era necesario anudar todos los huesos entre sí con alambre y reforzar las articulaciones con palos. También ponían varas para juntar los brazos, las piernas y en lugar de la columna.

El esqueleto estaba nuevamente armado, ahora era momento de darle volumen con arcilla gris, hasta que tomara el aspecto del difunto en cuanto a forma, peso y tamaño. La piel, ya seca, era puesta encima de la arcilla y cosida para terminar poniendo una capa de manganeso sobre todo el cuerpo con el fin de brindarle dureza.

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La primera momia que se encontró de esta cultura fue la de un niño en Valle de Camarones y data del año 5050 a.C. 

Tal vez el trabajo más difícil era modela la cara. Uno de los miembros de la tribu se encarga de hacer una mezcla de barro con manganeso para formar la cara, lo más parecida al que acaba de morir, mientras tanto, las mujeres tejen una peluca hecha con cabello humano que luego le es puesta a la cara moldeada. Finalmente, ponen la piel, hacen los orificios de la boca y la nariz y modelan los órganos genitales, la pieza final de la obra de arte que será enterrada a sólo 10 centímetros de profundidad en la costa…

La descripción que acaba de leer corresponde a la llamada Momia Negra, tan solo una de las formas que tenía la cultura Chinchorro para trasladar a sus muertos al más allá. También se tienen registros de la Momia Roja, a la que solo se le hacían incisiones en el estómago, la ingle y los tobillos para extraer los órganos y la musculatura y poner en su lugar madera, tierra, pluma y arcilla, y terminar poniendo una capa de barro color rojizo sobre todo el cuerpo. Otras veces, estas momias eran vendadas con piel humana o piel de lobo marino.

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Momia Negra Chinchorro

Esta historia se hizo popular, cuando en 1983, en la ciudad de Arica, Chile, miembros del servicio de aguas de la ciudad encontraron un entierro con más de 96 momias en el cerro de Morro.

1 comentario:

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